El peso del mundo.
(p. 18)
Mirar el cielo, ahí pasan las nubes, y pensar: “No, nunca voy a suicidarme”
(p. 24)
Oler el pan, la ginebra, plegar el papel… esa es la salvación
(p. 25)
Vitalidad: una mirada basta
(p. 54)
Estar sentado frente a alguien, con la nueva y vieja idea de que lo más natural sería estar juntos y que es totalmente incomprensible estar sentados así, de a dos, cada uno por su lado
(p. 64)
Como si todo lo bello sólo hubiera surgido a causa de una mujer soñada
(p. 95)
Adoptar movimientos lentos para toda la vida
(p. 142)
La agradable sensación de no tener que hablar, de dejar que pase el silencio general, mirando el mar u otra cosa, o incluso nada
(p. 184)
Lo ridículo de la sexualidad: usar técnicas
(p. 283)
Después de leer una hermosa carta, sentir el “fuerte abrazo” como un fuerte abrazo

No hay comentarios:

Publicar un comentario